Tanto a los niños como a los adultos les fascina el color, la calidez y la reactividad del fuego. El resplandor del fuego proporciona una luz suave. El fuego danza al compás de una suave brisa.

Además, el fuego es una parte agradable de nuestra vida familiar, ya sea para asar malvaviscos en torno a una fogata, asar alimentos a la parrilla en un día perfecto de verano, o para sentarse alrededor de una cálida chimenea en una fría noche de invierno.

Understand Children

Los niños, a partir de su primer cumpleaños, observan las pequeñas llamas de las velas sobre los pasteles de cumpleaños, justo sobre la mesa delante de ellos. Piden un deseo, respiran hondo y soplan las velas con gran facilidad y mucho orgullo.

Los niños creen que las pequeñas llamas son benignas y que no les causarán daño alguno. Las pequeñas llamas son débiles y fáciles de extinguir. Los encendedores y los fósforos a menudo se apagan con una leve brisa, y con apenas un soplo, se puede apagar una vela.

No es de extrañar que los niños estén lejos de ver al fuego como una amenaza: De hecho, es probable que piensen: “¿Por qué mi familia me permitiría sostener las velitas, colocarlas en el pastel y acercarme tanto si realmente podrían hacerme daño?” o “Cuando soplo las velitas de mi pastel de cumpleaños, la llama se apaga muy fácilmente y, a veces, se apagan varias a la vez”. Según la experiencia de la mayoría de los niños, en ausencia de un acontecimiento terrible, estas pequeñas llamas no son vistas como una amenaza sino, por el contrario, creen que son controlables.

¿QUÉ ENTIENDEN LOS NIÑOS PEQUEÑOS ACERCA DEL FUEGO?


Los niños en edad preescolar (y algunos de hasta siete años de edad) tienen una comprensión muy limitada de los complejos procesos de causa y efecto. Podrían entender cosas sencillas: Si tumbo esto, se caerá. Sin embargo, se encuentran en una etapa temprana de desarrollo cognitivo y no tienen la capacidad intelectual suficiente para comprender cómo la pequeña llama podría convertirse en un gran incendio. Incluso si les damos una explicación detallada, ellos no pueden comprender una secuencia compleja de eventos como cuando una vela cae sobre una servilleta, enciende un mantel que está cerca de las cortinas y, finalmente, esto hace que el fuego se propague hacia el techo.

¿QUÉ ENTIENDEN LOS NIÑOS EN EDAD ESCOLAR PRIMARIA ACERCA DEL FUEGO?


Los niños de escuela primaria (entre 7 y 11 años) han alcanzado un mayor grado de desarrollo cognitivo y, por lo tanto, tienen una mejor comprensión de estos principios básicos. Muchos comprenden y pueden seguir secuencias complejas de instrucciones con gran habilidad.

Sin embargo, el nivel de desarrollo que los niños de escuela primaria han alcanzado no los prepara para el pensamiento abstracto. Estos niños tienen dificultad para imaginar lo que aún no han experimentado o la variedad de cosas que podrían salir mal. Dado que no lo pueden imaginar, no están preparados cuando algo inesperadamente sale mal.

La mayoría de los padres tienen una comprensión intuitiva de estos límites en los niños de escuela primaria. Ni siquiera los padres de los niños de escuela primaria más inteligentes, competentes y responsables los dejarían solos en casa durante un tiempo prolongado. ¿Por qué no? Porque piensan: “¿Y si ocurre algo malo?” Saben que sus hijos no pueden manejar lo inesperado. Por eso, tienen una niñera —generalmente alguien mayor de 11 años y, la mayoría de las veces, mayores de 13 o más— para quedarse tranquilos. De hecho, la American Red Cross (Cruz Roja Estadounidense) ofrece clases de formación para niñeras, destinadas a jóvenes mayores de 11 años.

Por un lado, decirles a los niños de primaria qué es lo que deben hacer si ocurre algo inesperado es tentador porque entienden mucho. A menudo, tienen una clara comprensión del mundo en el que viven y lo manejan muy bien. Incluso parecen comprender el mundo mejor que sus padres, sobre todo cuando se trata de tecnología y medios sociales. Por otro lado, a pesar de la comprensión que tienen respecto del mundo en el que viven y a lo que han sido expuestos, no pueden desarrollar realmente una imagen de lo que aún no han vivido.

Por tal motivo, le sugerimos que evite lo siguiente:

  • Dejar a los niños en edad escolar primaria sin supervisión durante largas horas.
  • Asignarles la responsabilidad a niños en edad escolar primaria durante actividades con fuego o llamas.

¿POR QUÉ TANTOS NIÑOS JUEGAN CON FUEGO?


Los niños ven la pequeña llama de un encendedor, un fósforo o una vela como benigna, fácilmente extinguible y una parte divertida e importante de las actividades familiares. Dado que han visto a su familia prender fósforos, encendedores y velas una y otra vez, tienen una idea general de cómo funcionan estas herramientas. Además, a menudo se proponen demostrar sus propias habilidades y poner a prueba sus competencias. Es lógico que, dada la oportunidad, los niños traten de encender estas herramientas por su cuenta.

En tres grandes estudios* que se llevaron a cabo con un total de más de 7,500 niños y se realizaron en el transcurso de una década en los EE. UU. y en Canadá, más del 50% de los niños informaron que jugaban con fósforos o encendedores fuera de la escuela primaria. Según se informó a los departamentos de bomberos, la edad más común de los niños que inician incendios en el hogar oscila entre los 4 y 5 años, lo cual representa el 30% de los incendios en el hogar que son iniciados por niños. El 82% son iniciados por niños menores de 10 años.

ENTONCES, ¿CÓMO LES ENSEÑAMOS A LOS NIÑOS A NO JUGAR CON FUEGO?


Elimine la tentación.
PColoque todos los encendedores y fósforos en un lugar seguro, fuera de la vista y el alcance de los niños. La mayoría de los niños pequeños no buscan activamente materiales de ignición como encendedores y fósforos. Por ejemplo, no se trepan a la mesada de la cocina para alcanzar los fósforos del estante superior. Muy a menudo, cuando los niños se encuentran con fósforos o encendedores, es porque estas herramientas han quedado sobre la mesada de la cocina, una mesa de café o una mesita de noche. Si usted los coloca fuera de la vista y el alcance de los niños, reducirá enormemente el riesgo de que estos los encuentren y jueguen con ellos. Colocar los fósforos y encendedores fuera de la vista y el alcance de los más pequeños es fácil de decir, pero no siempre es fácil de hacer. La mayoría de las familias tienen varios encendedores, varios paquetes de fósforos o ambos. El primer paso para el almacenamiento seguro consiste en recoger todos los fósforos y encendedores, colocarlos en un lugar y, luego, esforzarse por guardarlos siempre después de cada uso. Para máxima seguridad, utilice únicamente encendedores con un mecanismo de uso resistente a los niños. Si bien estos productos no son a prueba de niños, reducen en gran medida la probabilidad de que un niño pueda encenderlos. Lea más sobre el almacenamiento seguro de encendedores y fósforos.

Haga que los niños formen parte de la seguridad contra incendios en su familia.
Hable con sus hijos, incluidos los niños en edad preescolar, y dígales que todos en la familia tienen un trabajo importante que hacer.

  • Como padre, su trabajo consiste en usar fósforos, encendedores y velas de forma segura y guardarlos cuando haya terminado. Los fósforos y encendedores son herramientas útiles, pero solo deben usarlas los adultos. También es parte de la tarea de los padres no dejar nunca una vela encendida cuando salen de la sala o se van a dormir.
  • La tarea importante de los niños es asegurarse de que los padres hagan su trabajo. Si los niños encuentran un fósforo o un encendedor, o una vela encendida que quedó sola y sin supervisión, tienen que saber que deben ir a avisarle a un adulto. Esto ayuda a los niños a comprender que pueden hacer una contribución importante, lo cual apoya sus ganas de asumir una gran responsabilidad. Si los niños reciben una recompensa por decirle que guarde los encendedores o apague una vela encendida, recordarán ir en busca de un adulto en lugar de sentirse tentados a jugar con fósforos, encendedores o velas. Para los niños, tener la oportunidad de demostrar sus propias competencias y recibir elogios por ello es mucho más gratificante que poder prender un encendedor.

Sea consciente de cómo usa el fuego cerca de sus hijos.

Si bien es fundamentalmente importante que les diga a sus hijos que los fósforos y encendedores son solo herramientas para adultos, esto no es suficiente. Además, usted debe mostrar un comportamiento seguro. Dejar una estufa, una fogata, una parrilla o una vela sin supervisión no solo genera un riesgo inmediato, sino que, además, sugiere que el fuego y estas herramientas no necesitan ser tratadas con demasiado cuidado. Por lo tanto, recuerde tratar todo lo relacionado con el fuego, los fósforos, los encendedores, las velas, la cocina y las fogatas con sumo cuidado y respeto. Utilice estos elementos con el fin para el cual fueron creados y almacene de forma segura las herramientas una vez que termine de usarlas.

Supervise a los niños tanto dentro como fuera de la casa.

Es imposible que usted esté en la misma habitación que sus hijos, o que vea lo que están haciendo, cada minuto del día. Por eso, lo que la mayoría de nosotros hacemos en casa es controlarlos cada tanto y, entre esos controles, escuchamos. Escuchamos los golpecitos, zumbidos, rasgueos y parloteo que suelen acompañar el juego de los niños. Cuando hay silencio, nos damos cuenta de que algo ha cambiado. Nos preguntamos si “se traerán algo entre manos” y volvemos a vigilarlos. Esta es una manera eficaz y adecuada de asegurarse de que sus hijos no estén jugando con encendedores o fósforos que podrían haber quedado fuera, especialmente si usted solo utiliza encendedores con mecanismos de uso resistentes a los niños. El mecanismo de uso resistente a los niños puede retrasar la experimentación del niño lo suficiente como para que un adulto intervenga.

Lamentablemente, este efectivo “vínculo de escucha” se puede olvidar. Podemos estar tan concentrados hablando por teléfono, lavando la ropa, cocinando o haciendo otras actividades que no advertimos que los niños se han vuelto muy callados o que ha pasado demasiado tiempo desde nuestro último control. Desafortunadamente, muchos incendios en el hogar que son iniciados por niños comienzan cuando un adulto está en el hogar. La supervisión adecuada por parte de un adulto implica algo más que estar en casa con los niños: exige ser conscientes de lo que están haciendo en todo momento.

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